22 marzo 2012

Caracas VS. Calabozo


Cómo no escribir un blog sobre la cotidianidad de ciudades tan diferentes pero que a su vez quedan a pocas horas de distancia. Es que empezar la semana en cualquiera de estas ciudades se podría pensar que es lo mismo, todos nos levantamos para ir al trabajo manejando, salir a almorzar, comprar en el supermercado, regresar a la casa para dormir y hacer lo mismo al día siguiente. Pero cuando lo vives empiezas a darte cuenta de las diferencias tan extremas.
Por ejemplo, el caso caracas es algo que muchos de nosotros conocemos. Los niveles de stress crecen a medida que pasan los minutos, así también crece la cola. La salida matutina para ir al trabajo debe ser calculada al menos 2 horas antes de empezar a trabajar. El momento del almuerzo (sin importar si es de 1 o 2 horas) debe  ser obligatoriamente algo cerca de la oficina y luego de eso pasar la tarde armándose de paciencia para volver a tomar la cola, esta vez de regreso a casa. Y así culmina el día y llega la noche para prepararnos para la misma rutina del día siguiente.
Muy diferente al caso de calabozo! Con ese calor que pareciera solamente afectarme a mi al igual que los mosquitos se antojan de picar a la carne nueva. Pero a pesar de esas dos cosas, podría decir que la vida en calabozo es divina! SI, leyeron bien DIVINA! No hay otra ciudad en Venezuela que me haga sentir así, tanta paz y tranquilidad. Si tu horario de trabajo es de 8 a 5, más o menos tu día sería así:
Te levantas a las 7:30 te arreglas en 25 minutos y en 5 llegas a tu ofi. La hora del almuerzo es demasiado relajada, sales a cualquier lugar sabiendo que de regreso no encontraras cola, hasta puedes irte a la finca de la vecina, tomarte una sopa o cualquier otra cosa y volver a tu oficina. A la hora de la salida puedes ir al odontólogo, comprar en el supermercado, volver a la finca de la vecina a echar cuentos, llegar a tu casa, cocinar algo de cena para tu familia y a eso de las 9 ver la novela relajándote para el día siguiente.
Se dice que el mayor peligro en calabozo sería un accidente, porque según las malas lenguas, los vegueros no pisan el freno, sino que “jalan el volante como si fueran riendas”.
Por eso es el lugar preferido para escapar de la rutina, unos días en calabozo me hacen sentir mejor, con la mente despejada y con más ganas de seguir armando el rompecabezas de la vida. 

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